Dado que el alemán es lengua oficial en Alemania, Austria, Suiza, Luxemburgo y en el Principado de Liechtenstein y, además, lengua oficial regional en el Sur del Tirol (Italia) y el Este de Bélgica, es lengua oficial en un número de países comunitarios mayor que cualquier otra lengua comunitaria.

Igual que el inglés y el francés, el alemán es lengua de trabajo de las instituciones de la Unión Europea. Es el idioma con el mayor número de hablantes nativos y el segundo en frecuencia de uso después de inglés. Y además es la lengua oficial de la Guardia Suiza Pontíficia.

Es la lengua materna de alrededor de 100 millones de personas. Aunque el número de hablantes nativos y el área donde se habla el alemán es mucho más limitada que el número de personas y área de habla española, hay una gran variedad de dialectos.

Estas diferencias, que se manifiestan sobre todo en la pronunciación, el vocabulario y también la gramática, junto con el hecho de que hay una marcada diferenciación entre el lenguaje oficial (que se usa, entre otras cosas, en las Autoridades, Jugzados y Tribunales o consultorios médicos) y el lenguaje coloquial estándar hacen que en muchos casos no sea fácil ni para los alemanes mismos comprender todos los detalles que abarcan ciertos conceptos. Y respecto a los dialectos, se necesita al menos algo de práctica para entender a sus hablantes. Por otra parte, estas variedades implican una inmensa riqueza lingüística.

Llaman la atención las mutaciones vocálicas (ä, ö y ü) y la llamada «s picante» o «s afilada» (ß) que en el caso de escribir con mayúsculas (pero no en nombres propios) puede ser reemplazada por «ss».